martes, 21 de julio de 2009

Software Libre Como Empresa

Habiendo planteado los hechos de “qué es realmente lo que se comercializa” cuando se desarrolla software, se vuelve más clara la situación de que el desarrollador de software está comercializando una obra intelectual y que los estereotipos de la industria de manufactura no son aplicables a la industria del software.

La ilusión de la manufacturación

Necesitamos comenzar notando que los programas de computación como cualquier otra herramienta o bien de capital, tiene dos clases distintas de valor económico. Tienen el valor de uso y el valor de venta.

El valor de uso de un programa es su valor económico como herramienta. El valor de venta de un programa es su valor como una mercancía vendible (commodity). (En lenguaje económico profesional, el valor de venta es el valor como bien final, y el valor de uso es el valor como bien intermedio.)

Cuando la mayoría de la gente trata de razonar acerca de la economía de producción de software, trata de asumir un ``modelo de fábrica'' que esta basado en las siguientes premisas fundamentales.

  1. La mayor parte del tiempo del desarrollador se paga por el valor de venta.
  2. El valor de venta del software es proporcional a su costo de desarrollo (esto es: el costo de los recursos necesarios para replicarlo funcionalmente) y a su valor de uso.
En otras palabras, la gente tiene una fuerte tendencia a asumir que el software tiene las características de valor de un bien manufacturado típico. Pero ambas suposiciones son demostrablemente falsas.

Primero; si se realiza un estudio se ve claramente que el 95% del código de Software es escrito “in-house” (hecho en casa), para solventar problemas específicos y no como software de venta. Es el caso del software embebido en dispositivos que contienen microcontroladores.

Este software por sus características, está fuertemente relacionado con el medio en el que funciona, y es de dificil replicación y reutilización. Por lo tanto, cuando el ambiente cambia, hay mucho trabajo para los programadores, ya que deben “mantener” el software para reflejar los cambios en el ambiente.

Cualquier ingeniero de software o analista de sistemas estará de acuerdo que el “Mantenimiento” compone la gran mayoría (mas del 75%) del trabajo por el que se le paga aun programador. De acuerdo a esto, la mayoría de las horas de programación se gastan en (y la mayoría de los salarios de los programadores se pagan por) escribir y mantener código “hecho en casa” que no tiene ningún valor de venta.

Segundo, la teoría que dice que el valor del software está acoplado a su costo de desarrollo o de reemplazo es mas fácilmente demolida examinando el comportamiento real de los consumidores. Hay muchos bienes para los cuales una relación de este tipo les cabe (antes de la depreciación) - comida, autos, herramientas. Hay también muchos bienes intangibles para los cuales el valor de venta se acopla fuertemente al costo de desarrollo y de reemplazo - derechos para reproducir musica o mapas o bases de datos, por ejemplo. Estos bienes pueden retener o incluso aumentar su valor de venta después que su productor se ha retirado del mercado.

En contraste, cuando el productor de software sale del mercado (o meramente si el producto es discontinuado), el mayor precio que los consumidores pagarán por él rápidamente cae casi hasta cero sin importar su valor teórico de uso o el costo de desarrollo de un bien funcionalmente equivalente. (Para confirmar esta afirmación, examine los contenedores de productos discontinuados en cualquier casa de venta de software.)

El comportamiento de los vendedores a consumidor final cuando un productor se retira ((fold)) es muy revelador. Nos dice que ellos saben algo que los productores no saben. Lo que saben es esto: el precio que un consumidor pagará se ve efectivamente disminuido por el valor futuro esperado del servicio prestado por el productor (donde ``servicio'' aquí se entiende ampliamente para incluir mejoras, actualizaciones y proyectos siguientes).

En otras palabras, el software es una industria de servicios operando bajo la persistente pero infundada ilusión que es una industria de manufacturas.

¿Es económicamente viable el software libre?

Ya hemos visto que el desarrollador o “Propietario Intelectual” de la obra de Software mantiene en todo momento potestad sobre su creación; también es sabido que mucho del software libre, es también gratuito.

Esta situación se da porque el software libre no necesita dinero para que sea desarrollado. Aunque todas las compañías y el estado dejen de invertir en software libre (mediante programadores, código, donaciones, etc.), siempre habrá programadores que lo harán por motivaciones distintas a las económicas directas.

El software es una creación intelectual, aunque se incrementen los consumidores no significa que el o los autores originales tengan una pérdida patrimonial. Éste aspecto es el que se ha tenido en cuenta para la elaboración de las leyes de protección intelectual.

Pero además de ello el software tiene una característica única a diferencia de otras creaciones humanas: puede ser desarrollado y mejorado por miles de personas, como se ha demostrado el núcleo Linux o el escritorio GNOME.

Si no hay ganancias de ventas de software ¿que incentivos tendrán las empresas para
desarrollar software libre?

Para la inmensa mayoría de las empresas, el software es un gasto, no produce ganancias. Para más del 90% de esa minoría de empresas que sí desarrollan software, dicho software también es un gasto, ya que ellas no se dedican a producir software para vender y ganar dinero, sino para uso in-house o personalizaciones a otras empresas. Para todas esas empresas el “software libre” sí significa ganancia de dinero: dinero no gastado es dinero ganado.

En pocas palabras, las empresas seguirán necesitando software, y ese software deberá seguir evolucionando y adaptándose al modelo real que evoluciona constantemente.

Es decir, haya o no haya inversión de las empresas para el desarrollo del software libre, éste seguirá creciendo.

¿Se morirá la industria del software?

El software siempre deberá ser desarrollado por alguien. Seguramente como hobby de muchos programadores pero lo más probable es que las empresas sean las que más inviertan. Además, independientemente de que el software sea libre o privativo, los costes de desarrollo inicial no son los más significativos en el coste total del ciclo de vida de un programa, sino los costes de adaptación y mantenimiento.

Si un programa no es modificado después de la liberación de su versión inicial, el modelo que representa se alejará (gap) cada vez más de la realidad. Esa diferencia se mantiene al mínimo con el mantenimiento posterior, cuyo coste total se estima en un 75% del coste total del ciclo de vida.

En todo caso la pregunta es: ¿morirá el la industria del software privativo?

El Software Libre ¿No hará que los programadores pierdan sus puestos de trabajo?

Se estima que solamente en USA sólo el 5% de los programadores desarrolla software privativo para venderlos como paquetes. El restante 95% hace desarrollos para software que será usado en la empresa (in-house), mantenimiento y personalizaciones. Para este 95% el software libre es el paraíso, ya que evitan que programen una y otra vez funcionalidades que ya están disponibles en otros programas. Por otro lado, tal como lo demuestra la experiencia de IBM con Websphere y la fundación Apache, la mejor forma de reducir el coste de mantenimiento de un programa es hacerlo libre.

Pero, ¿Y los costes de oportunidad de los programadores de software libre?

Es una pregunta típica de los “puristas” economicistas. La barrera de entrada al mercado del software privativo es muy alta, las posibilidades de tener éxito son ínfimas y se necesita mucha inversión, especialmente de comercialización. Es mucho menos problemático liberar un programa como software libre, y esperar contribuciones externas para mejorarlo, que intentar comercializarlo.

¿Pero acaso las licencias de distribuciones como RedHat o SuSE no son más caras que la de MS Windows?

RedHat o SuSE está vendiendo no sólo un producto empaquetado, sino también el soporte y garantía para miles de aplicaciones, no sólo el sistema operativo básico. Además hay que tener en cuenta que éstas empresas se especializan en el mercado de empresas y que hay otras opciones como Ubunto(*), Debian, Gentoo, Mandriva(*), la misma SuSE(*), Fedora, etc. que son totalmente gratuitas. (*) son empresas que distribuyen gratuitamente sus productos de software y que además ofrecen como producto independiente el soporte a todo el Software Distribuido.

Si el software libre es tan bueno y eficiente, ¿porqué no se adoptó o extendió antes?

Porque el software libre no es un competidor del software privativo, sino un sustituto (recuerde además que el mercado del software no es una mercancía [commodity]). Para hacer el cambio se necesita un cambio de actitud y tomar una decisión importante. Para hacer el cambio hace falta ver ejemplos exitosos de los early adopters.

De todas formas hay nichos que el software libre ha sido más exitoso que el software privativo desde hace muchos años, por ejemplo el correo electrónico, servidores web, servidores de ficheros, DNS, etc. En estos casos no tiene justificación el retraso de algunas organizaciones, especialmente universidades y organismos gubernamentales, para adoptar el software libre (más del 90% de los servidores DNS de Internbet son libres, más del 85% de los correos electrónicos pasan por servidores de software libre). Especialmente por la calidad demostrada, el ahorro de costes y flexibilidad de la infraestructura básica de la organización.

Quizás la respuesta es que se han dejado “engañar” (o han sucumbido a los “regalos”) de las estrategias comerciales de las empresas.

¿No innova más el software privativo que el software libre?

Es otro argumento repetido hasta la saciedad por los defensores del software privativo, especialmente de grandes empresas. Pero habría que pedirles que enumeren quienes han sido los inventores de las siguientes tecnologías: redes locales, Internet, navegador web, correo electrónico, thin clients, administración remota, vídeo digital en el PC, música, sistema gráfico basado en ventanas... ninguna de ellas ha sido inventada por Microsoft ni empresa productora de software privativo. De hecho la mayoría de esas tecnologías son anteriores a 1990 y surgieron en entornos que hoy consideraríamos de “código abierto”.

¿No afectarán negativamente las patentes al software libre?

Si, como también al software privativo. Cualquier sistema de software de unos pocos miles de líneas seguramente está afectada por unas cuantas patentes. La única forma de estar seguro es borrando todo el software que haya en los discos duros de las computadoras.
El caso de las patentes en en la industria del software es un tema que merece mucho más tiempo para desarrollarse. Pero en pocas palabras, aquellos a quienes más va a golpear la imposición de patentes de software será a las pequeñas y medianas empresas.

¿Cómo será el negocio informático?

Seguramente muy distinto en lo que se refiere a los paquetes cerrados de software, muy pocos cambios en el mercado de mantenimiento, soporte y personalizaciones y precios más bajos, sobre todo si hay una alternatica de software libre.

En cualquier caso el mercado lo definirán los consumidores, y eso parece no agradar a algunos empresarios.

Material consultado para realizar éste trabajo:

“La catedral y el Bazar” de de Eric S. Raymond - 1998.
“El Caldero Magico” de Eric S. Raymond - Junio de 1999.
“Anti Carranza” de Diego Saravia - Noviembre de 2006.
“II Libro Blanco del Software Libre” A. Abella, M. A. Segovia.
“Introducción a las licencias de Software Libre” Jorge Nonius – abril de 2002.

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